sábado, 23 de mayo de 2009

¿Cómo se apoderan de nuestras vidas?


Comienzan a quedar con nosotros asiduamente. A ésto le dan gran importancia, es como si se tomasen la molestia de estar con nosotros, así nos hacen ver lo que les importamos. Aunque ésto es una tapadera. La realidad es que los psicópatas necesitan estar con nosotros para sentirse importantes cuando nos humillan y desmerecen todo por sistema. Se meten dentro de nuestras casas en las que hay mucho "jugo". Allí es el sitio ideal para pasar la lupa a lo que hacemos, comemos, dormimos...todo eso es utilizado para malmeter discretamente ante otros (difamación). Ante terceros comienzan los gestos de desagrado cuando hablan sobre nosotros, comienzan los puntos suspensivos inimaginables. Dando a entender que todo lo hacemos mal o no hacemos, cuando los que no hacen son ellos.

Pasan revista a las obras, como si fueran los encargados. Supervisan si hicimos algo, qué cosas y claro siempre todo fatal, aunque ellos jamás harían cosas similares porque serían incapaces.

Todas las costumbres que tengamos y modos de vivir lo hacemos mal, dándo a entender que somos un desastre. A ésta difamación se unen otros psicópatas acomplejados que están encantados de desviar la atención sobre otros que no sean ellos mismos. Se van uniendo a la difamación sujetos de la misma condición creando mala fama a los envidiados de forma general.

Los manipulados comienzan a ver que todos hablan lo mismo sobre los envidiados, así que comienzan a creer que es verdad. Hay una frase muy representativa de ésto: "Repite mil veces las mismas mentiras y todos las creerán". O la variación de la misma frase: "Repite mil veces una mentira y se convertirá en realidad". O ésta otra frase: "Cuanto más grande sea una mentira, más gente lo creerá". En ésto se basa el psicópata. Él y sus semejantes repiten lo mismo por interés común.

Las personas que no son envidiosas no pueden entender qué relación unen a diferentes personas que hablan mal de las víctimas y la relación es el complejo de inferioridad. Todos trabajan para lo mismo y se ponen de acuerdo sin hacerlo expresamente. Pero ellos son muy conscientes de lo que por debajo hacen entre todos.

Las visitas se hacen cada vez más constantes, hasta que no dispones de tiempo personal ni intimidad. Llega un momento en que entre llamadas y visitas, no puedes tener vida propia. Si no puedes o quieres quedar (porque siempre que viene el psicópata te daña), das explicaciones diversas para no hacer daño al manipulado a quien sí te gustaría ver, pero no a quien tiene a su lado y de esas explicaciones el psicópata siempre saca malas intenciones que dará a entender al manipulado. Llega un momento que el manipulado te mira con unos ojos de estar ante un monstruo. En ocasiones ni te hablan, se muestran enfadados y las víctimas no saben ni por qué. El lavado de cerebro del psicópata es intenso. El manipulado cree ferviertemente lo que le dice su psicópata, aunque sabe que éste miente siempre, cree en él. Ésto en sí mismo es una contradicción, ya que a quien miente no se le puede creer nada. Así en poco tiempo se termina la relación en donde el manipulado piensa que los envidiados son auténticas malas personas y no quien está a su lado.

Hay otra manera más de dañar y es sembrar celos entre las víctimas y el manipulado. Delante del manipulado su psicópata alaga lo que hace el envidiado y el manipulado se siente desmerecido en todo, hasta que no soporta hacer visitas con quien se siente desmerecido. Es una de las ilusiones de maldad que crea el psicópata, ya que en realidad el manipulado es otro envidiado, al igual que las víctimas y entre ellos había una relación buena especial que el psicópata destroza haciendo que el mismo manipulado no quiera ver a quienes apreciaba.

Normalmente lo que suele suceder es que el psicópata difama al manipulado ante terceros dándo a entender y si ve que no hay seguimiento por ésta parte hace lo contrario. El manipulado está en constante contacto con su psicópata, siempre le es más fácil malmeter al manipulado en contra de quienes le aprecian que al revés.