lunes, 29 de junio de 2009

Mucha gente se relaciona y vive con psicópatas sin saberlo


-¿Por qué es tan difícil detectar esos comportamientos?
-La violencia psicológica se instala poco a poco en las relaciones. Es lo que denominamos la técnica del `gota a gota´, un maltrato de baja intensidad, pero muy continuo que consigue normalizar la situación de maltrato. No es una violencia agresiva, sino con pequeños cambios, como pueden ser críticas, pequeñas humillaciones, cuestionando la personalidad del otro... el acosador va marcando un patrón de dominio de sumisión, trabaja desde el principio de la relación para asegurarse de la paralización de su víctima, como esas especies de arañas que inoculan un veneno y luego se comen a su presa `a cachos´. Comienza amilanando a la víctima y con eso se asegura que no lo va a denunciar e incluso que va a entrar en ese juego perverso que es aceptar el maltrato y que reflejan cuando dicen: mi marido me pega, pero lo normal.

-¿Cómo se puede detectar esa situación a tiempo?
-La primera agresión debería ser la última. Si al principio no muestras quién eres, nunca podrás mostrarlo después, aunque quisieres, como dice la moraleja de un cuento del Conde Lucanor. El maltrato, si no se detiene desde el principio instala una sensación de impunidad en el agresor y, en la víctima, un proceso denominado indefensión aprendida. La mujer termina aprendiendo a no hacer nada ante la violencia, a no cuestionar el maltrato que recibe. Por eso, el objetivo del tratamiento psicológico siempre es protegerlas de su maltratador y romper esa indefensión para que no se repita en relaciones similares.

-El panorama no es nada alentador, teniendo en cuenta la sociedad en la que vivimos.
-¿Qué se puede esperar? El acoso escolar afecta al 23% de los chavales escolarizados, el laboral a entre un 9 y un 15% de los trabajadores, en España se habla de que hay dos millones de mujeres maltratadas... ¿De dónde nace esta violencia? De valores que hemos ido asimilando y uno de ellos es el narcisismo. Las relaciones humanas se viven en términos de rivalidad y de envidia. Sí, somos más sensibles y críticos a la violencia, pero en realidad la hemos reconvertido en algo más sutil y políticamente correcto. habilitación de los agresores.

Somos vengativos, entonces?
No es tanto por venganza, pero si ves unos modelos sociales, se imitan porque es lo que se percibe como correcto. Sin saberlo, la persona aprende a ser de una determinada forma. Entonces la pregunta sería: ¿dónde se rompe el ciclo? Porque supondría incluso reconocer que el modelo que siempre se ha tomado como correcto es equivocado.


De: Entrevista a Iñaki Piñuel